¿Sabías que hay personas que simplemente no aprenden de sus errores?
Bueno, eso es como la historia de la Segunda Guerra Mundial, ¡una lección que
algunos no parecen haber captado desde la Primera Guerra Mundial! Entre el
surgimiento del fascismo y el pensamiento totalitario de tipos como Adolfo
Hitler, Benito Mussolini y Hideki Tojo, ¡tenemos un verdadero cóctel explosivo
en nuestras manos! Así que, mis estimados exploradores del tiempo prepárense
para un viaje a través de uno de los mayores desastres de la historia moderna.
¡Es hora de comenzar a desenterrar los secretos oscuros de la Segunda Guerra
Mundial!
Antecedentes, el Comienzo Dictatorial:
Después de la Primera Guerra Mundial, Alemania quedó más apretada que un
tubo de pasta de dientes exprimido. ¿Por qué? Porque tenía que pagar deudas
enormes, ceder territorios queridos por su pueblo y reducir sus fuerzas armadas
hasta el punto en que cualquiera podría invadirlos con una pelota de playa y un
balde. ¡Imagina eso! Muchos alemanes, descontentos con la derrota, se
engancharon con la leyenda del "Dolchstosslegende" (la Puñalada por
la Espalda), que culpaba a los judíos y comunistas de traicionar al país. Y
entre esos creyentes estaba Adolf Hitler, un exsoldado que se unió al Partido
Obrero Alemán (el predecesor del famoso Partido Nazi). Después de un intento
fallido de golpe de estado, ¡terminó en la cárcel escribiendo su autobiografía,
"Mi Lucha"! Sí, sí, suena como una película de acción de Hollywood,
pero en versión alemana. Después de ocho meses tras las rejas, ¡se convirtió en
Canciller Imperial y transformó la República de Weimar en el temido Tercer
Reich!
Y mientras tanto, en Italia, tenemos a un joven socialista que se
convirtió en el fascista más famoso de la historia: ¡Benito Mussolini! Este
tipo, inconforme con lo que Italia sacó de la guerra, decidió tomar cartas en
el asunto. ¿Cómo? Creando su propia pandilla armada, Los Fasci Italiani di
Combattimento, ¡el primer partido fascista del mundo! Luego, con el apoyo de
sus camisas negras (no, no es una fiesta de disfraces), ¡hizo marchas en todo
el país! Después de algunas caminatas épicas, logró convencer al Consejo
Italiano de nombrarlo presidente del Consejo. Y a partir de ahí, ¡Mussolini
agarró el timón del poder y no lo soltó! Lo siguiente que supiste fue que se
convirtió en el primer ministro de Italia, bajo la mirada del Rey Víctor Manuel
III. Y así, amigos míos, ¡nació el fascismo italiano!
La Guerra en Asia, ¡Y Japón ya estaba en Marcha!
Así que mientras Alemania estaba preparando su gran show en Europa,
¡Japón ya estaba haciendo de las suyas en Asia! ¡Qué desastre, amigo! Hirohito
y Hideki Tojo, los grandes jefes de Japón tenían sus miras puestas en una
China que estaba más dividida que una pizza de cinco quesos entre comunistas y
nacionalistas. ¿La receta? ¡Una guerra civil! Y Japón, como el vecino
entrometido que es, decidió meterse en el lío. Aprovechando la oportunidad,
¡invadió la República de China! Y claro, con China en medio de su propia pelea
interna, ¡fue como robarle dulces a un bebé! Japón no se detuvo ahí, no señor.
Establecieron sus propios gobiernos títeres en lugares como Manchukuo y
Mengjiang. ¡Fue una fiesta para Japón, hasta que la comunidad internacional
decidió arruinarles el juego!
"Hitler
y Mussolini: ¡El Dúo Dinámico del Caos Mundial!"
Pero espera, que aquí no acaba la historia. Mientras Japón estaba
causando estragos en Asia, Hitler estaba ocupado haciendo de las suyas en
Europa. Y vamos, ¡cambiar la bandera de Alemania fue solo el comienzo! Hitler
canceló los pagos del Tratado de Versalles y puso en marcha una serie de
cambios que hicieron que muchos alemanes se lo pensaran dos veces antes de
criticarlo. Y no olvidemos a sus compinches nazis: Joseph Goebbels, Hermann
Göring, Heinrich Himmler, ¡un equipo de ensueño para los amantes del autoritarismo!
Y hablando de cambios, ¿qué tal un acuerdo naval con los británicos? Sí, suena
loco, ¡pero Hitler logró conseguirlo!
¡Aquí Viene Hitler y su Troupe! (Septiembre de 1939 a 1940)
¡Agárrense los pantalones que esto se pone movidito! En septiembre de
1939, Hitler sacó de su chistera un plan que dejaría boquiabiertos hasta a los
magos más experimentados: ¡culpar a los polacos de un auto-atentado! Y con la
ayuda de su fiel escuadrón de la Gestapo, liderado por el temido Heinrich
Müller, montaron un numerito en Gliwice, un pueblecito cerca de la frontera
polaco-alemana. ¿Y para qué tanto teatro? ¡Pues para declararle la guerra a
Polonia el 1 de septiembre de 1939!
Después vino lo que llamaron la Operación Fall Weiss, o el Caso Blanco
para los amigos. ¡Aquí la cosa se puso seria con la famosa Blitzkrieg, la
guerra relámpago! Un ataque tan rápido y furioso que los polacos no sabían ni
por dónde les llegaba. Y con un dream team de generales como Fedor Von Bock,
Heinz Guderian, Gerd Von Rundstedt, Friedrich Paulus y Erich Von Manstein al
mando, ¡la acción estaba garantizada!
Pero ojo, que los polacos no estaban para fiestas. Prepararon sus
ejércitos para una guerra, ¡pero los nazis llegaron como un huracán! Y mientras
los polacos intentaban hacer frente a la tormenta nazi, ¡los rusos decidieron
unirse al jolgorio! Sí, porque la URSS y Alemania Nazi firmaron un pacto
secreto, el pacto Ribbentrop-Molotov, que era como un 'tú y yo contra el
mundo'. ¡Pobre Polonia, le cayó la del pulpo por ambos lados!
Pero espera, que aquí no acaba la cosa. Mientras Hitler hacía de las
suyas en Europa, ¡Mussolini no quería quedarse atrás! El tipo estaba siguiendo
el ejemplo de Hitler y conquistando territorios como si fueran caramelos.
¡Hasta se adueñó de Abisinia (o como se llama ahora, Etiopía)! ¡Vaya ambición!
Y luego, como si eso fuera poco, decidió que Albania le vendría bien
como juguete. ¡Sí, como lo oyes! ¡Menudo loco este Mussolini! Y mientras tanto,
¿qué hace Hitler? ¡Decide invadir Noruega y Dinamarca! ¡Ni más ni menos! Con el
pretexto de asegurar las rutas de hierro, ¡el tipo estaba en todas partes! Y
así comenzó la Operación Weserübung, con un tal generalleutnant Nikolaus von
Falkenhorst al mando, ¡un desmadre total!
¡El Auge Nazi y la Danza de los Aliados! (Mayo 1940 - 1941)
¡Agárrense los pantalones, que la cosa se pone buena! Hitler y su
pandilla estaban en plena euforia después de hacer de las suyas en el norte de
Europa. Y, ¿qué creen? ¡Decidieron hacerle la vida imposible a Francia e
Inglaterra!
Todo comenzó con una genialidad de Erich Von Manstein, un tipo que tenía
más trucos bajo la manga que un mago en Las Vegas. Mientras otros decían que
atacar a Francia era una locura, Manstein sacó su Plan Amarillo del sombrero y
¡zas! Países Bajos, Bélgica y Luxemburgo fueron el primer bocado de la
Blitzkrieg. ¡No sabían ni qué les golpeaba!
Y Francia, ¡ni se lo esperaba! Con su famosa Línea Maginot, estaban
esperando el ataque por la frontera, pero los nazis les dieron una patada por
el trasero desde el Benelux. ¡Fue como darle una zancadilla a un corredor
olímpico!
Y mientras tanto, ¡la fiesta continuaba! Von Bock y Guderian dieron un
paseo por el norte de Francia, ¡y París ni se lo creía! Los franceses, ¡a
buscar refugio en la Torre Eiffel! Y en Dunkerque, la cosa se puso más fea que
una pelea de gatos en un saco. ¡Menos mal que Winston Churchill propuso la
Operación Dínamo y rescataron a la mayoría de las tropas al mando de Harold Alexander, aunque dejaron el equipo
militar pesado como si fueran chicles pegados en el suelo!
Y para rematar, ¡Francia se rindió en menos tiempo del que tarda en
hacerse un huevo frito! Solo 46 días y ¡adiós muy buenas!
Mientras Hitler se daba el paseíto por París, los italianos lo pasaban
mal en Grecia. ¡Menudo desastre! Mussolini pensó que Grecia sería pan comido,
pero se le atragantó más que una aceituna sin hueso. ¡Y los griegos ni se
inmutaban!
Pero como si fuera poco, ¡Hitler decidió meterse en los Balcanes a lo
grande! Con Bulgaria, Hungría y Rumanía en la jugada, ¡la fiesta estaba
servida! Yugoslavia y Grecia temblaban más que flan en terremoto.
Así que ahí lo tienen, amigos, ¡Europa estaba al borde del colapso! Pero
aún faltaba una nación en la lista negra de Hitler... ¿quién será? ¡Eso lo
descubriremos en la próxima entrega!
En esta oportunidad; retomando la historia de uno de los mayores desastres de la humanidad, inicias tu relato con una sabía reflexión, dirigida a personajes que no aprendieron de los errores. Sin duda, el personaje en cuestión, no es otro que Adolfo Hitler, quien obstinadamente intentó imponer, sin éxito, el totalitarismo y la autocracia de la ideología Nazi. Estaremos atentos al resultado que nos presentarás en la segunda parte de este relato. Felicitaciones por tan brillante iniciativa. Un gran abrazo y bendiciones.
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