MEHMED EL CONQUISTADOR

 

El Gran César de los Otomanos, Mehmed II Ebu'l Feth

¡Hola, compañeros del tiempo! Hoy nos vamos a sumergir en la historia del Gran César Osmanlí, Mehmed II. Algunos de ustedes ya lo conocen, pero… ¿la mayoría no tiene ni idea de quién es este increíble personaje que puso fin a la Edad Media? Bueno, sigan leyendo para conocer a Mehmed II, el Conquistador, o como él mismo se apodaba, el "Qayser-i Rum". Prepárense para una aventura por la biografía de este gran sultán turco y descubran cómo sus hazañas lograron marcar el fin de una era.

El nacimiento del César, un poco revuelto

Vamos a retroceder un poco y ver cómo Murat II, sultán de los otomanos, recibe a su tercer hijo en Edirne, la capital del Imperio, alrededor de 1432, justo cuando el Imperio salía de una crisis que les costó una guerra civil. El pequeño príncipe nació de una concubina llamada Hüma Hatun, quien no era precisamente la favorita de Murat.

Se sabe poco sobre su infancia, pero lo que sí sabemos es que, tras la muerte de sus hermanos mayores, Alaeddin y Ahmet, se convirtió en el único sucesor del Imperio.

Mehmed era conocido por ser bastante inmaduro, llegando a ser impetuoso e irresponsable. Sin embargo, a la corta edad de 13 años, ya demostraba ser un buen militar. Fue en 1444 cuando su padre, Murat II, abdicó en su favor y dejó al Visir otomano como consejero del joven sultán.

El joven Mehmed, que desde muy pequeño soñaba con conquistar Constantinopla, insistía en tomar la ciudad para 1445. Pero ese mismo año, su padre, Murat, regresó por petición del Visir, quien consideraba a Mehmed demasiado inmaduro e irresponsable para gobernar.

Vida Militar y su Ascenso al Poder

Durante su vida adulta, Mehmed participó en la Segunda Batalla de Kosovo y en las guerras húngaro-turcas, enfrentando constantemente a Juan Hunyadi, el regente de Hungría que no dejaba de dar lucha al Imperio Otomano.

En el ámbito personal, se casó con la princesa Sittisah Hatun, hija de Dulkadiroğlu Süleyman Bey, el Bey de Dulkidar. Sin embargo, este matrimonio no produjo hijos, por lo que Bayaceto II, el sucesor de Mehmed, no nació de esta unión, como algunos piensan.

Tras unos años de lucha, Murat II falleció en 1451 a la relativamente joven edad de 47 años, después de pasar 30 años combatiendo a los cristianos. La noticia de su muerte tardó 15 días en llegar a los oídos de Mehmed.

Cuando finalmente llegó a Edirne, Mehmed se ciñó la espada imperial de su antepasado Osmán I Gazi, el fundador del Imperio Otomano y de los osmanlíes, coronándose como el nuevo sultán.

Una de sus primeras reformas fue prevenir lo que ocurrió tras la muerte de su bisabuelo Bayaceto I durante la batalla de Ankara: el Interregno Otomano, un período de guerras civiles entre los príncipes otomanos. Para evitar otra guerra civil, decidió ejecutar a su hermano menor, Kücük Ahmed.

Además, Mehmed innovó en el reclutamiento militar, estableciendo un método en el que reclutaba niños cristianos, los convertía al Islam y los formaba como tropas élite otomanas, creando así los famosos jenízaros.

Mehmed el Conquistador


Con el poder consolidado, Mehmed II se centró en su ambicioso objetivo: la conquista de Constantinopla, el último bastión de la gloriosa Roma que había dominado Europa durante más de mil años. Roma y Constantinopla habían conocido tanto la grandeza como la decadencia, y ahora era el turno de Mehmed de dejar su huella en la historia.

Mientras tanto, Constantino XI, el último emperador bizantino, buscaba desesperadamente ayuda de Occidente para defender su imperio contra los turcos. Pero Mehmed estaba decidido. En 1452, se instaló en los Dardanelos, y en 1453, se posicionó en la entrada de la puerta de San Romano en Constantinopla, iniciando un asedio implacable por mar y tierra. Durante seis duras semanas, la ciudad resistió a la infantería, los jenízaros, los cañones, la caballería y el fuego de los barcos en el estrecho de Pera.

Se dice que durante este tiempo, muchos intentaron atentar contra la vida del sultán, y otros le aseguraron que Constantinopla era inexpugnable. Pero Mehmed nunca perdió la paciencia. Dio un respiro a sus tropas el 28 de mayo, y el 29 de mayo, a primera hora, lanzó un ataque definitivo contra la devastada ciudad, que ya no podía soportar otro asalto.

En medio del ataque, muchos cristianos se refugiaron en la Iglesia de Santa Sofía para rezar, pero sus plegarias fueron en vano. Los jenízaros entraron en la iglesia y masacraron a todos los presentes. Por la tarde, Mehmed entró en la ciudad, transformó la Iglesia de Santa Sofía en una mezquita y se proclamó Qayser-i Rum (César de Roma). Trasladó la capital del Imperio Otomano a Constantinopla, marcando así el fin de la Edad Media en Europa. El mundo tembló ante el ascenso de un nuevo imperio que amenazaba la fe cristiana y que perduraría hasta la Edad Contemporánea, desapareciendo solo con la Primera Guerra Mundial.

A pesar de sus logros, Mehmed también enfrentó derrotas. Un intento infructuoso de tomar Belgrado fue frustrado por el persistente Juan Hunyadi, quien finalmente sucumbió a la plaga en Belgrado.

Mehmed no se detuvo ahí. Regresó a la acción en Grecia, subyugando el Despotado de Morea y Tebas, y anexando Atenas, una ciudad de la que había leído mucho durante sus años de estudio. También neutralizó a los últimos aspirantes al trono bizantino: Tomás y Demetrio Paleólogo, con uno sometido a Mehmed y el otro huyendo a Italia.

Expansión por Anatolia, el Mar Negro y Albania

Vamos a retroceder un poco a los orígenes otomanos, a la región de Anatolia. Aquí, Mehmed II enfrentó a varios beylicatos y estados rivales, incluyendo Candaroğlu, Karamanidas, Ak Koyunlu (un imperio rival) y el Imperio de Trebisonda, el último reducto bizantino. Mehmed se encargó de cada uno de ellos de manera diferente: Candaroğlu cayó mediante la diplomacia, Trebisonda fue conquistada por la guerra, y los Karamanidas y Ak Koyunlu fueron derrotados en la Batalla de Otlukbeli.

Mehmed también colaboró con el Kanato de Crimea, uno de los estados que surgieron tras la disolución de la Gran Horda (uno de los cuatro fragmentos del Imperio Mongol de Gengis Kan), para conquistar las colonias genovesas en Crimea. Esta victoria marcó el inicio del vasallaje turco sobre Crimea.

En sus campañas europeas, Mehmed consolidó el poder otomano en la actual Albania. Desde este punto estratégico, los otomanos controlaron la ciudad italiana de Otranto. El joven sultán tenía grandes aspiraciones: conquistar Roma, así como había hecho con Constantinopla.

Muerte

Señoras y señores, el Sultán ha muerto. Mehmed II, a la edad de 49 años, falleció presuntamente envenenado por su propio médico y fue enterrado en Estambul, donde yace hasta el día de hoy.

Legado Total, el Sultán sigue vivo!

A su corta edad, Mehmed II logró no solo subyugar a los beylicatos en Anatolia, sino también erradicar los últimos vestigios del Imperio Romano de Oriente, sucesor del Imperio Romano de Augusto César.

Mehmed llevó el Imperio Otomano a nuevas fronteras, tanto en Oriente como en Occidente, haciendo temblar a las potencias europeas cristianas ante la posibilidad de que el Imperio Otomano restaurara la gloria de los califatos musulmanes.

Sus títulos se mantuvieron a lo largo del tiempo: "Qayser-i Rum" (César de Roma), "Kan", "Señor de las dos Tierras y de los Dos Mares" y su más conocido título, "El Conquistador".

Sin duda, Mehmed II es una figura que marcó la transición del mundo hacia la Era Moderna desde la Edad Media. Su historia es fundamental para entender por qué una ciudad que en la Antigüedad fue griega ahora es turca.

¡Nos vemos en la próxima, mis compañeros del tiempo!


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