BATALLA FRANCO-MEXICANA


¡SALUDOS EXPLORADORES DEL TIEMPO!

 Hoy nos sumergimos en el México de 1862, un lugar donde las cosas estaban más animadas de lo habitual. Los franceses deciden hacer turismo militar y ¡zas! invaden México. Mientras tanto, Benito Juárez, el héroe local, se enfrenta a la arrogancia francesa con todo el estilo mexicano. ¿El resultado? Una épica batalla que desafía todas las expectativas. ¡Acompáñenme en este viaje para descubrir cómo un país latinoamericano, considerado atrasado en tecnología e industria, logró plantarle cara a una potencia europea de dimensiones colosales!

ANTECEDENTES, LA SITUACIÓN MEXICANA

¡Volvamos al pasado, mis amigos temporales, al año 1861, un momento bastante agitado para México! Después de lidiar con dos rebeliones, ¿Quién no necesita unas vacaciones, verdad? México se estaba recuperando de la Guerra de la Reforma y la Rebelión de Ayutla, lo cual le costó un ojo de la cara al gobierno para mantener la República a flote. Y claro, cuando hay cuentas que pagar, el dinero no cae del cielo, ¿verdad? Por eso, México tuvo que hacer una pausa en los pagos de sus deudas con España, Francia y el Reino Unido. ¡Pero eso no les cayó nada bien a nuestros amigos europeos!

Entonces, ¿Qué hacen los líderes de España (con Isabel II a la cabeza), Francia (con el simpático Napoleón III) y el Reino Unido (con la encantadora Reina Victoria)? Pues se juntan y dicen: "¿Qué tal si invadimos México desde Veracruz?" Pero aquí viene la sorpresa: gracias a las habilidades diplomáticas de Benito Juárez, el presidente mexicano de ese entonces, tanto el Reino Unido como España se rajaron de Veracruz y dejaron a Francia solita en el conflicto. ¡Vaya situación!

Ahora, situémonos en el año 1862. Mientras tanto, en los Estados Unidos, están teniendo su propia fiesta con la Guerra de Secesión entre los recién estrenados Estados Confederados y los Estados Unidos. Y adivinen qué, Francia, que está apoyando a los confederados, necesita un lugar para enviar tropas y suministros que no sea por mar, ya que los confederados tienen un bloqueo naval bastante molesto. ¿Y qué país les viene a la mente? ¡Exacto, México! Y justo cuando Juárez anunció que no iban a pagar, los franceses vieron la oportunidad perfecta para meterse en el lío. Ahí tienes, ¡el escenario está listo para la acción!

DESEMBARCO EN VERACRUZ Y LA BATALLA DE PUEBLA

¡Ahí vamos, mis amigos! Después de que las tropas españolas, francesas y británicas hicieran su entrada triunfal en Veracruz, solo las tropas francesas decidieron quedarse y seguir la fiesta. Avanzaron hacia Puebla, y ahí es donde empieza la acción de verdad.

Imaginen esto: Ignacio Zaragoza, el héroe local y general mexicano a las órdenes de Juárez, liderando un ejército de unos 6,000 valientes soldados armados con bayonetas, machetes y caballería ligera. ¿Su misión? Enfrentarse al Segundo Ejército más experimentado de la época, con unos 6,000 soldados también, pero del bando francés y bajo el mando de Charles Ferdinand Latrille. Y sí, amigos, aquí es donde la fiesta se pone buena.

La Batalla de Puebla, que fue la primera de la guerra, se convierte en una épica batalla en la que el Ejército Mexicano se alza con una victoria que va a quedar grabada en los libros de historia. ¡Pero la cosa no termina ahí! Los franceses, aunque se toman un pequeño descanso para recuperarse, no tardan en volver a la carga.

Con unos 35,000 soldados franceses rodeando la ciudad y unos 25,000 mexicanos dentro, la situación se pone complicada. El asedio de la ciudad de Puebla se convierte en una lucha épica, pero al final, la balanza se inclina hacia el lado francés, dejando el camino libre a la capital mexicana, Ciudad de México.

NUEVAS TROPAS Y NUEVO GOBIERNO

¡Ahí viene Napoleón III con sus nuevas tropas, como si fuera a una fiesta! Su plan inicial era tener un lugar estratégico en México desde donde pudiera echarle una mano a sus amigos de los Estados Confederados. Pero, como suele pasar en las fiestas, las cosas se pusieron un poco locas.

Después de la captura de la capital mexicana, Napoleón III decide enviar una nueva expedición militar a México, esta vez con el respaldo de un contingente belga y ¡tres austriacos! Sí, amigos, así de internacional estaba la cosa. Y ahora ustedes se preguntarán: "¿Por qué diablos otras naciones están enviando tropas a una fiesta que ni les va ni les viene?" Bueno, la respuesta es simple: Napoleón decidió montar un nuevo gobierno en México, conocido como el Segundo Imperio Mexicano, y puso al mando a uno de los príncipes de Austria, Maximiliano de Habsburgo, ¡quien decidió dejar Europa y venir a pasar el rato en México!

Pero no crean que todo estaba tranquilo. Mientras tanto, Benito Juárez, el anfitrión original de la fiesta, se trasladó con su gobierno liberal a San Luis Potosí, donde empezó a comandar el ejército, aunque más políticamente que militarmente.

Y en otras partes del país, la fiesta se volvía un poco más animada para los franceses, pero no precisamente en el buen sentido. ¡Tabasco se convirtió en un verdadero dolor de cabeza! Las fuerzas tabasqueñas les dieron una buena paliza en San Juan Bautista (que ahora es Villahermosa), sumando esa derrota a la de Puebla y otras batallas menores de las que apenas se tiene registro.

Y para colmo de males, el plan francés de apoyar a la Confederación en Estados Unidos se estaba yendo por el desagüe. Entre las derrotas confederadas en Perryville y en la Campaña de Petersburg, y el Plan Anaconda de Abraham Lincoln, que básicamente era como ponerle un tapón a la economía confederada con un bloqueo naval, las cosas no pintaban muy bien para los franceses.

RECTA FINAL, LA DERROTA FRANCESA Y LA CONFEDERADA

¡Y ahora sí, entramos en la recta final de esta fiesta! Nos vamos al año 1865, justo cuando los Estados Confederados estaban tirando la toalla y volviendo a casa con la cola entre las piernas para reanudar su romance con la Unión. La verdad es que, a estas alturas, los franceses ya estaban un poco fuera de lugar, ¿no creen? Y con el apoyo estadounidense de vuelta en escena, Juárez decide lanzar una contraofensiva contra las fuerzas franco-mexicanas, quitándoles la salida al Pacífico y organizando una ofensiva conjunta hacia Ciudad de México con su fiel amigo Porfirio Díaz.

Pero eso no es todo, ¡la popularidad de Napoleón III estaba cayendo más rápido que un plato de enchiladas en una fiesta! Y para empeorar las cosas, se corrió el rumor de que Prusia estaba preparándose para darle una buena paliza a Francia por el control de Alsacia y Lorena. Así que Napoleón, con el rabo entre las piernas, decide sacar a Maximiliano de la fiesta y llevarlo de vuelta a Europa para reforzar sus propias tropas.

Y como si eso no fuera suficiente, resulta que Maximiliano, el anfitrión del Segundo Imperio Mexicano, era un liberal como Juárez, lo cual no le sentó nada bien a sus amigos conservadores. Así que, poco a poco, empezaron a buscar a alguien más de su estilo para ocupar el trono.

Y entonces llega el momento culminante de la noche: la Tercera Batalla de Puebla. Esta vez, el Ejército Mexicano sale victorioso y echa a los franceses de la ciudad. ¡Hora de la paz, amigos! Napoleón y Maximiliano ofrecen la bandera blanca a Juárez, pero el trato no se sella hasta que Veracruz y Ciudad de México caen en manos de los mexicanos. Y así, mis amigos, concluye esta fiesta llamada Segunda Intervención Francesa en México, ¡con una victoria mexicana que quedará en los anales de la historia!

CONSECUENCIAS

¡Y así, mis amigos del tiempo, llegamos al final de esta fascinante odisea por la Segunda Intervención Francesa en México! Como en toda gran fiesta histórica, esta guerra nos dejó con muchas lecciones y consecuencias que vale la pena recordar.

En Europa, la derrota de Napoleón III no solo lo dejó con la corona chueca, sino que también desencadenó la Guerra Franco-Prusiana de 1870, que terminó unificando a Alemania como el poderoso Imperio Alemán y dejó a Francia pasando la vergüenza de la inexperiencia de sus generales.

En América, la cosa fue un poco diferente. Por primera vez desde las guerras de independencia, una nación latinoamericana logró vencer a una potencia europea, lo que elevó el espíritu y la identidad mexicana. Sin embargo, la economía mexicana se estancó aún más, obligándolos a depender de Estados Unidos por un tiempo para mejorar su situación económica. Esto, a su vez, allanó el camino para el Porfiriato y, más adelante, la Revolución Mexicana.

Además, no podemos pasar por alto que esta fue la primera vez que una nación no europea logró derrotar a una potencia europea de la magnitud de Francia.

En resumen, la Segunda Intervención Francesa en México dejó un legado duradero en las políticas y acciones de Francia y México, afectando su economía, política interna y externa, entre muchas otras cosas más.

¡Nos vemos en el próximo episodio de nuestra emocionante aventura por el tiempo! ¡Hasta pronto, amigos!


Comentarios

  1. Gracias , por llevarnos a conocer la historia . Dios te bendiga. Tía Norma está muy orgullosa de ti .

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